¡Oh! ¿Por qué el ser humano, el hijo desobediente de Dios, que debería ser un ejemplo del poder de la ley espiritual, desvía su rostro de la Divina Enseñanza y pone todos sus esfuerzos en la destrucción y la guerra?

     Es mi esperanza que durante este siglo iluminado la Divina Luz del amor difunda su resplandor sobre el mundo entero, buscando la inteligencia sensible del corazón de cada ser humano; que la luz del Sol de la Verdad guíe a los políticos, para que se despojen de todas las cadenas del prejuicio y de la superstición, y que con sus mentes libres sigan la Política de Dios; pues la Política Divina es poderosa, y la política humana es débil. Dios ha creado a todo el mundo, y derrama Su Divina Munificencia sobre todas las criaturas.

     ¿No somos nosotros los siervos de Dios? ¿Dejaremos de seguir el ejemplo de nuestro Maestro e ignoraremos Sus Mandamientos?

     Ruego que el Reino venga a la tierra y que todas las sombras se disipen con la refulgencia del Sol Celestial.

Tomado de La Sabiduría de 'Abdu'l-Bahá formato pdf