La segunda parte de la religión de Dios, referente al mundo material, abarca el ayuno, la oración, las diferentes formas de adoración, el matrimonio y el divorcio, la abolición de la esclavitud, procedimientos legales, transacciones, indemnizaciones por homicidio, violencia, latrocinio e injurias. Esta parte de la ley de Dios relativa a asuntos materiales, sufre cambios y alteraciones en cada ciclo profético de acuerdo con las necesidades de los tiempos.
1. La sublime estación ocupada por el ayuno en la Revelación Bahá'í.
2. El período del ayuno comienza al término de los días intercalares y finaliza con la Festividad de Naw-Rúz.
3. Es obligatoria la abstinencia de comida y bebida desde la salida hasta la puesta del sol.
4. Ayunar es obligatorio para los hombres y mujeres a partir de la mayoría de edad, la cual se fija en 15 años.
5. Se concede exención de ayunar a:
a. Los viajeros
i. Siempre que el viaje exceda de nueve horas.
ii. Los que viajan a pie, siempre que el viaje exceda de dos horas.
iii. Los que interrumpen su viaje por menos de 19 días.
iv. Los que interrumpen su viaje durante el ayuno en un lugar donde piensan permanecer 19 días están exentos de ayunar solamente durante los tres primeros días después de su llegada.
v. Los que lleguen a su hogar durante el ayuno, deben comenzar a ayunar a partir del día de su llegada.
b. Los enfermos.
c. Los que tienen más de setenta años.
d. Las mujeres encintas.
e. Las mujeres que amamantan.
f. Las mujeres durante la menstruación, siempre que efectúen sus abluciones y repitan 95 veces al día un versículo expresamente revelado.
g. Los que están ocupados en faenas arduas, a quienes se recomienda demostrar respeto por la ley empleando discreción y moderación al
valerse de dicha exención.
6. Hacer votos de ayuno (en un mes diferente del prescrito para ayunar) está permitido. Sin embargo, son preferibles ante Dios los votos que aprovechan a la humanidad.
Aquí tenemos una bella oración de Bahá'u'lláh para el Ayuno...
Soy aquel, oh mi Señor, que se ha aferrado firmemente al cordón de tu amorosa bondad y se ha asido del borde de tu misericordia y tus favores. Ordena para mí y para mis amados el bien de este mundo y del venidero. Provéeles, pues, con la dádiva oculta que Tú ordenaste para los elegidos entre tus criaturas.
Estos son, oh mi Señor, los días en que Tú ordenaste a tus siervos observar el ayuno. Bendito aquel que observa el ayuno enteramente por Ti y con absoluto desprendimiento de todas las cosas excepto de Ti. Ayúdame y ayúdales, oh mi Señor, a obedecerte y a guardar tus preceptos. Tú verdaderamente tienes poder para hacer lo que desees.
No hay Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo. Toda alabanza sea para Dios, Señor de todos los mundos.
También está disponible La Importancia de la Oración, la Meditación y el Ayuno