Uno de los grandes pasos hacia la paz universal sería el establecimiento de un idioma universal. Bahá'u'lláh dispone que los siervos de la humanidad deberían reunirse y escoger, o bien una lengua ya existente, o bien crear una nueva. Esto fue revelado en el Kitáb-i-Aqdas hace cuarenta años.  Allí se señala que la cuestión de la diversidad de lenguas es muy complicada.  Existen más de ochocientos idiomas en el mundo, y nadie podría aprenderlos todos.

Las razas de la humanidad ya no están aisladas, como en los días de antaño. Actualmente, para estar en estrecha relación con otros países es necesario saber hablar sus lenguas.

Un idioma universal haría posible el intercambio con todas las naciones. De este modo, sería necesario aprender sólo dos idiomas, la lengua materna y el idioma universal. Este último permitiría a una persona comunicarse con todos y cada uno de los seres humanos del mundo.
 
No sería necesario un tercer idioma.  ¡Qué útil y qué cómodo para todos poder hablar con un miembro de cualquier raza o de cualquier país sin necesidad de un intérprete!

El esperanto se ha creado con esta finalidad en mente; es una invención admirable y una obra espléndida, pero necesita ser perfeccionado. El esperanto, tal y como está, es sumamente difícil para algunas personas.

Debería formarse un congreso internacional integrado por delegados de todas las naciones del mundo, orientales así como occidentales. Este congreso crearía un idioma que pudiera ser aprendido por todos, y todos los países resultarían sumamente beneficiados.


Hasta que tal idioma esté en uso, el mundo continuará sintiendo la intensa necesidad de este medio de intercambio. La diferencia de idioma es una de las causas más fructíferas de desacuerdo y desconfianza que existe entre las naciones, que se mantienen distantes por la imposibilidad de comprender el idioma de la otra, más que por ninguna otra razón.


Si todo el mundo pudiese hablar una sola lengua, ¡cuánto más fácil sería servir a la humanidad!


Por consiguiente, apreciad el esperanto, pues es el comienzo del cumplimiento de una de las más importantes Leyes de Bahá'u'lláh, y debe ser continuamente mejorado y perfeccionado.


('Abdu'l-Bahá, La Sabiduria de 'Abdu'l-Bahá)