Otra historia asociada con la niñez de Bahá'u'lláh es la relacionada con el sueño que tuvo Su padre, en el cual Bahá'u'lláh aparecía:

“...nadando en un océano vasto y sin límites. Su cuerpo refulgía sobre las aguas con brillo que iluminaba el mar. Alrededor de Su cabeza, que se podía ver claramente encima del agua, radiaban, en todas direcciones, Sus largos bucles, negros como el azabache, flotando con gran profusión sobre las olas. En el sueño, se reunieron a Su alrededor una multitud de peces, cada uno de los cuales se adhirió firmemente a la punta de un pelo. Fascinados por la refulgencia de su rostro, Le seguían en cualquier dirección que nadaba. A pesar de lo numerosos que eran y lo firmemente que se adherían a Sus cabellos, parecía que ni un solo pelo se había desprendido de Su cabeza ni sufrió daño alguno en Su cuerpo. Libre y sin trabas se movía sobre las aguas y ellos Le seguían.”


Impresionado con este sueño, el padre de Bahá'u'lláh llamó a un hombre conocido por su perspicacia, pidiéndole que se lo interpretara. Este hombre, como inspirado por una visión de la futura gloria de Bahá'u'lláh exclamó:

“El océano sin límites que habéis visto en vuestro sueño ¡oh Vazír!, no es sino el mundo del ser. Sólo y sin ayuda, vuestro hijo alcanzará sobre él suprema ascendencia. Dondequiera que Él desee, irá sin que nadie Se lo impida. Nadie resistirá Su progreso. Nadie impedirá Su marcha. La multitud de peces significa el tumulto que provocará entre los pueblos y razas de la tierra. Se reunirán alrededor Suyo y a Él se aferrarán. Seguro de la constante protección del Todopoderoso, este tumulto nunca causará daño a Su persona, ni tampoco Su soledad en el mar de la vida hará peligrar Su seguridad”.

Tomado del Libro IV, Instituto Ruhi, Las Manifestaciones Gemelas

Para leer la historia temprana de la Revelación Bahá'í, favor de consultar Rompedores del Alba